- Jim, lograste encontrar la dirección origen?
- Sí Jane. Compró un Rolex con una tarjeta de crédito clonada. Dirección IP del cliente: 207.68.183.120. Apellido: Gates, Nombre: William H. Cargando vista satelital... (aparece una imagen tipo Google Earth, casa en los suburbios, perro, garage y tablero de basketball).
- Consulta a su proveedor de Internet. Quiero ver que cobertura tiene.
- Confirmado, wi-fi instalado. Area de cobertura: 75 yardas. Marcando zona de cobertura en el mapa...(aparere un cartelito que dice "wi-fi" arriba de la casa del pibe, con círculos concéntricos indicando las casas cercanas que pueden usar su conexión a internet).
- Quiero una lista de los vecinos con acceso... (aparece la foto del dueño arriba de cada casa).
- Done. Vecinos en área de cobertura: Iñaki Azkatazuna, afiliado a la ETA desde 1968. Salim Al-Bartahid, acusado del atendado a aquella granja de Wisconsin en el 98. Pete O'Callaghan, sub-comandante de IRA para la Costa Este. John Doe, empleado de correos, padre de un hijo de 10 años.
- Que envíen un escuadrón de SWAT a la casa de Doe. Ese maldito no escapará nuevamente del brazo del FBI.
- Pero Jane, cómo sabes que fue John el culpable del fraude?
- Revisé su estado de cuenta, la semana pasada compró una Playstation 3. Su hijo es cómplice en esto.
Diálogo mas, diálogo menos, así empieza la historia de la película Untraceable (traducida como Sin Rastros por estos lugares). Para quienes no la vieron, el argumento es básicamente la historia de un nerd que ofuscado con la tecnología y los medios de comunicación decide tomar venganza matando gente en vivo en su sitio web. A través de dispositivos por demás ingeniosos logra que a medida que más gente entra al sitio, el condenado frente a la cámara muera mas rápido.
La historia puede resultar creíble o no, pero termina cayendo en los clichés de la mujer policía dura que cuida a su hija y trabaja para olvidar la muerte del marido (otro policía) hasta que se enamora de su nuevo compañero de trabajo. Previsible.
Lo que realmente me molestó fue la secuencia de disparates teconológicos, que lamentablemente no pueden pasar desapercibidos para un espectador que trabaje en esto de la informática.
No quiero parecer fanático, puedo aceptar "licencias poéticas" si el producto final sigue resultando divertido... pensando por ejemplo en La Red, alla por el 95, recuerdo haber esbozado una sonrisa cuando buscaban direcciones IP que empezaban con 300.262.... hasta me reí con la ocurrencia de que usando un diskette con un juego desde la computadora de una feria pudieron poner un "virus" en el "sistema central" de los "malos" para destruirlos. Nada de eso distraía del hecho de ver a Sandra Bullock corriendo dulcemente desesperada mientras la perseguian usando celulares modelo ladrillo y cosas por el estilo.
Pero cuando esas licencias poéticas atentan contra la credibilidad de Internet y el comercio electrónico... ahí es cuando empiezo a molestarme.
Pensemos en un usuario final. ¿Como razona?
- Humm... tiene wi-fi... detectaron donde vive... los vecinos le roban conexión... cometen crímenes.... entonces no voy a usar wi-fi!!
- Humm... clonaron una tarjeta de crédito... yo tengo tarjeta de crédito, no la voy a usar porque me la van a clonar!!
- Humm... instalaron un juego en el pc y el "malo" pudo sacarle fotos a la niña de la casa, descubrir donde vivían y todavía para colmo filmarla y pasarla "live" en internet... entonces, no voy a usar mas juegos!!
- Humm.... entró a un sitio de internet y entonces el malo le entró a la computadora y le robó todos los numeros de cuentas del banco... entonces no voy a entrar mas a internet!!
Lamentablemente es mucha gente se deja engañar por estos mensajes confusos sobre la seguridad de internet. Que los problemas de seguridad existen, no se discute. El problema está en el manejo que se hace de los mismos y la divulgación de información alarmista.
Es lo que hace que gente como mi madre no consulte su estado de cuenta en el sitio web del banco, por las dudas que le vayan a robar dinero. Banco para cuyo sitio web casualmente yo trabajo.
En casa de herrero...
